psicología  de parejas

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lo psicológico a una pareja y/o la orientación a largo plazo hacia la relación  No obstante, el término compromiso puede significar diferentes cosas para distintas personas. Un problema común para muchas parejas es asumir que el significado personal del compromiso es distinto al que puede mostrar su compañero. Acorde a la teoría de intercambio social  se da por hecho que una relación perdura cuando los resultados de la misma son benéficos y satisfacen a los individuos. Las recompensas recibidas de la actual relación se pesan en contra de los costos incurridos para determinar los resultados que se han obtenido en la misma  Cuando los individuos influyen en el nivel en que los resultados de su pareja se cumplen, se desarrolla una dependencia mutua, la cual se define como el grado en el cual un individuo se “recuesta” en la relación para atender las necesidades importantes de la misma  o el grado en el que la pareja cuenta el uno con el otro únicamente para satisfacer resultados importantes. el compromiso es la experiencia subjetiva de la dependencia; de tal forma, el compromiso es la experiencia psicológica de ese estado. El presente artículo considera los factores más importantes que afectan el compromiso y la estabilidad en la pareja; se da comienzo revisando las definiciones e investigación previa más signifcativa y trascendental en este tema. Este artículo supone que el compromiso es la clave para que una relación perdure. Sin más, el interés en este tema resulta de la necesidad de estudiar el compromiso en el campo de relaciones interpersonales en la cultura mexicana. LA DEFINICIÓN DEL COMPROMISO Y DIMENSIONES Inicialmente, Levinger (1996) defi nió el compromiso como “la suma total de atracciones y barreras dentro de una relación, menos la suma de las atracciones y barreras que rodean la alternativa externa más relevante”. En otras palabras, se puede decir que para que una relación sea comprometida o perdure, los pros de la misma deben ser superiores y más amplios que los contras. Rusbult y Van Lage (1996) al respecto señaló que el compromiso es afectado por tres factores generales: satisfacción, calidad de alternativas a la actual relación y las inversiones llevadas a cabo en la misma. Por un lado, el nivel de satisfacción se refi ere al afecto positivo vs. negativo experimentado en una relación, es infl uenciado/afectado hasta el punto que la pareja llena las necesidades más importantes. Por el otro, las alternativas indican cómo el individuo interpreta el deseo de la mejor alternativa disponible a la relación; la calidad de alternativas se refi ere al punto en que las necesidades más importantes del individuo se podrían llenar fuera de la relación actual. Por último pero no menos importante, las inversiones se refi eren a la magnitud e importancia de los recursos sujetos a la relación, recursos que perderían valor o se perderían por completo si la relación terminara (Agnew, Martz & Rusbult, 1998). Por su parte, las parejas tienden a evaluar la satisfacción y proponer alternativas dentro de la relación para decidir permanecer o terminar con ésta. Por consiguiente Kelley (1983; en Levinger, 1996) expuso que el nivel de adherencia duradera hacia una pareja, “se basa en factores de mantenimiento constantes conformados en parte por amor, y en parte por condiciones externas estables, las cuales mantienen a una relación junta, sin importar si se tienen sentimientos positivos hacia alguien o no”. El mismo autor añade que para adquirir un compromiso de pareja mutuo y fuerte se necesita que ambas partes muestren y mantengan sentimientos positivos el uno hacia el otro. De tal modo, es importante que haya un reforzamiento por sentimientos, vínculos y estructuras estables entre la relación misma. De manera más específi ca Kelley (1983; en Levinger, 1996) establece que para desarrollar el compromiso se necesita: 1) Mejorar el balance de reforzamientos-costos de membresía; 2) realizar inversiones irrevocables, que se perderían si uno deja la relación; 3) aumentar los costos sociales de la terminación; 4) incrementar el entendimiento común de los miembros de la relación, en cuanto a que son interdependientes, y desarrollar su sentido de ser una pareja; 5) vincular la pertenencia a la relación con el autoconcepto de cada miembro de la relación; 6) ampliar la perspectiva de tiempo de los eventos interactivos de la pareja, de manera que los episodios negativos puedan verse como parte de una relación mucho más larga y positiva que incluye un 40 | Psicología Iberoamericana | El Compromiso y la Estabilidad en la Pareja... pasado y un futuro de la pareja; 7) reducir la posibilidad y atracción de relaciones alternativa. Similar a la teoría de intercambio social (Th ibaut y Kelley, 1959) para Agnew et al. (1998) los sentimientos de compromiso nacen/emergen como consecuencia de un aumento en la dependencia. Estos autores defi nen el nivel de compromiso por el intento de persistir en una relación. De tal forma, a medida que los individuos se hacen sumamente dependientes tienden a desarrollar un compromiso fuerte. Tanto el estar dispuesto a acomodarse, sacrifi carse, retirarse de alternativas tentadoras y/o resistir el precio por el bien de la relación son indicadores de un compromiso fuerte. Ahora bien, el compromiso no sólo es un indicador de la persistencia, sino también de la motivación y disposición de prorrelación. Se puede decir que por un lado, el compromiso está positivamente asociado con los niveles de satisfacción y tamaño de inversión, mientras que por el otro, se encuentra negativamente asociado con la calidad de alternativas. Posteriormente Johnson (1991; en Caughlin, Huston y Johnson, 1999) involucró al concepto tres experiencias distintas: querer permanecer casado como el factor personal, sentirse moralmente obligado a permanecer casado como el factor moral y sentirse obligado a permanecer casado como el factor estructural; cada uno con una serie diferente de causas, un fenómeno diferente y consecuencias cognitivas, emocionales y conductuales desiguales. El primer tipo de compromiso se refi ere al querer permanecer en la relación de pareja/ matrimonio. Este tipo de compromiso no sólo envuelve atracción hacia la pareja, sino también hacia la relación y la identidad de la misma. El segundo tipo de compromiso representa sentirse moralmente obligado a permanecer en una relación, sus componentes implican los valores que concierne la moralidad de la disolución de la misma. El compromiso personal y moral es experimentado como interno al individuo y se vuelve una función de las actitudes y valores de la persona. El tercer tipo de compromiso, representa sentirse/considerarse restringido y/o condicionado a permanecer en la relación no importando el nivel de compromiso personal y/o moral que se posea; sus componentes son: alternativas, presión social, procedimientos de terminación e inversión irrecuperable. Éste es experimentado como externo al individuo y es una función de percepciones de restricción que difi - culta al individuo terminar la relación. Si el compromiso personal y moral es bajo, los componentes del estructural se destacarán y contribuirán a que un individuo se sienta atrapado en la relación por los costos de disolución. Finalmente, Markman y Stanley (1992) quienes están infl uenciados por las defi niciones de compromiso de Johnson (1978, 1982), Levinger (1965, 1979) y Rusbult (1980, 1983) similarmente defi nen el compromiso como dos construcciones relacionadas: dedicación personal y compromiso restrictivo/obligatorio. La primera se refi ere al deseo de un individuo de mantener o mejorar la calidad de su relación por el benefi cio de ambos. Es evidenciada por un deseo no sólo de continuar la relación, sino también de sacrifi carse por ella, invertir en la misma, vincular metas personales a ella y buscar el bienestar personal y el de la pareja. Ahora bien, las dimensiones que Markman y Stanley (1992) presentan relevantes/importantes a la “dedicación personal”, éstas son: • Agenda de la relación: el grado del cual una persona pretende que ésta continúe a lo largo del tiempo. • Lugar de la relación: el nivel/lugar de prioridad que ésta tiene dentro de la jerarquía de actividades del individuo. • Identidad de pareja: el grado en que el individuo piensa en la relación como equipo. • Satisfacción con el sacrifi cio: grado en el que las personas sienten satisfacción al hacer cosas que son mayor o únicamente para el benefi cio de su pareja. • Monitoreo alternativo: monitoreo de parejas potenciales y/o alternativas. Mientras más atraí- dos estén a otras parejas potenciales, menos va a ser su dedicación personal a su pareja actual. • Meta compromiso: nivel de compromiso que se tiene con la pareja. En diferencia, el compromiso restrictivo/obligatorio se refi ere a las fuerzas que restringen a los individuos a mantener relaciones sin tener en cuenta la dedicación personal. Las restricciones o limitaciones pueden surgir de presiones internas o externas, y favorecen la Psicología Iberoamericana | El Compromiso y la Estabilidad en la Pareja... | 41 estabilidad en la relación al hacer que la terminación/ ruptura sea más económica, social, personal y/o psicológicamente costosa. Estos autores plantean que las inversiones, presión social, procedimientos de terminación, alternativas poco atractivas, disponibilidad de pareja y la moral del divorcio (la cual se refi ere a la aceptación moral del mismo) son los mayores determinantes de la estabilidad en la relación de pareja. Estas restricciones/obligaciones proveen la explicación de la existencia de las relaciones insatisfechas pero estables. Por último, podemos observar que las dimensiones del compromiso restrictivo/obligatorio de Markman y Stanley (1992) provienen del trabajo anterior de Johnson (1978, 1982). Es importante aclarar que la dedicación personal y el compromiso restrictivo no son independientes uno de el otro. Básicamente, la dedicación de hoy es la restricción/limitación del mañana. Adicional a esto, se ha investigado que con excepción de la moral del divorcio, todas las restricciones se incrementan con los cambios típicamente asociados a las relaciones a través del tiempo, las cuales no deben ser consideradas como negativas sin considerar el rol estabilizador que juegan en muchas relaciones amorosas. Díaz-Loving y Sánchez (1999) en su modelo teó- rico de acercamiento-alejamiento del ciclo de vida de la pareja, refi ere que la etapa de compromiso se da tomando como antecedente el romance y la pasión; de tal suerte que sí éstos se dan con intensidad, la relación de pareja se incrementa tanto en vínculo como en el deseo de permanecer  y hacer una vida junto al lado de la persona amada. Es decir, hoy en día el compromiso es consecuencia del amor que se tienen “los amantes” y cuando éste se acaba, ambos integrantes deciden acabar también con su compromiso.  El mismo autor refi ere que el compromiso es visto como el extremo al que se puede alcanzar cuando el amor juega un papel preponderante entre la relación que construyen dos amantes. Su presencia, no se hace para sustentar el amor, sino para perpetuar la funcionalidad de la relación; aunque con ello implique sepultar el sentimiento de romance y pasión. Por ese mismo año, Sánchez Aragón y Díaz Loving (1999) retoma a este autor y en una investigación empírica e independiente busca defi nir a través de una población con pareja activa, qué es compromiso y en términos operativos, por medio de uso de defi nidoras, sus resultados permiten defi nirlo como: “El compromiso es la decisión de formar una relación sólida. La convicción de la pareja es la persona con la que se quiere vivir, pues es una etapa en la que se toman las cosas con más formalidad, guiando a futuro, el deseo de formar una familia. Es la parte fundamental de la existencia humana, depende de la decisión voluntaria y del peso que la sociedad le confiere". Entre sus características se encuentran, por un lado: la unión de la pareja, la fi delidad, la constancia y el entendimiento; mientras que por la otra parte está: el tratar de no fallar, la responsabilidad u obligación adquirida y la limitación de la libertad. En términos de emociones y sentimientos se defi ne como: amor eterno, confi anza, seguridad, alegría, cariño, agrado; negativamente como ansiedad, nerviosismo y sacrifi - cio. Finalmente, en términos conductuales, encuentra que el compromiso en la fase donde se comparte todo, se procura al otro, se comunica, sinceramente, lo cual sirve para crear acuerdo entre la pareja; todo dentro de un ambiente de respeto y ternura. EL COMPROMISO VISTO COMO UN PROCESO QUE SE CONSTRUYE Existen algunos modelos teóricos que tratan de explicar tanto el proceso de conformación como el de manifestación del compromiso. Cabe hacer notar que la mayor parte de los investigadores han usado el constructo de atracción-barrera para estudiar la cohesión marital. Este modelo del compromiso propuesto por Lewin en 1951 se deriva de la concepción de “fuerzas psicológicas, impulsoras e inhibidoras”. Las fuerzas positivas o atracciones/recompensas, “fomentan el movimiento hacia una actividad, hacia una persona o hacia una relación”. La atracción incluye aspectos agradables de la relación como el afecto, la compañía, apoyo, comunicación, seguridad emocional, asistencia/ayuda diaria, compatibilidad y/o compromiso (Levinger, 1996). Por el contrario, las fuerzas negativas o barreras, “fomentan la huida o la evitación” (Levinger, 1996). En gran parte, las barreras consisten de obstáculos que impiden que una persona se pueda salir de una región psicológica. Por su parte, no sólo incluyen sentimientos que obligan a permanecer en una rela- 42 | Psicología Iberoamericana | El Compromiso y la Estabilidad en la Pareja... ción, sino también implica la existencia de sanciones sociales contra el abandono a la pareja/preocupación por estigma social, restricciones legales, dependencia económica/fi nanzas, posesiones materiales, esfuerzo, familiaridad, roles interdependientes y/o miedo a lo desconocido, entre otros. Tomando en cuenta las investigaciones pasadas, se puede decir que las barreras son el mayor determinante de la estabilidad. En cantidad de ocasiones, éstas consiguen ayudar a muchas parejas a superar las inevitables fl uctuaciones de la insatisfacción diaria. Dicho de otra manera, muchas personas conciben la decisión de permanecer en un matrimonio/relación insatisfactoria si creen o piensan que no podrán acoplarse a una separación o a una nueva pareja. De tal forma, la acumulación de características que no son transferibles a otra relación como el tiempo o las emociones compartidas, contribuyen en gran parte a la permanencia. Ahora bien, se debe tomar en cuenta que en las relaciones también encontramos barreras alternativas, las cuales encierran todo vínculo de estado alternativo que interfi ere con el compromiso y la estabilidad de una pareja. Por lo general, las mismas envuelven la disponibilidad/alternativa hacia otra pareja potencial fuera de la relación actual, así como el tener tiempo para dedicarlo a los amigos o al trabajo y/o en ocasiones hasta preferir disfrutar del tiempo/espacio de manera individual, lo cual indica que no necesariamente las barreras son personas o relaciones; por consiguiente un individuo puede preferir no involucrarse en ninguna de sus posibles alternativas (Le & Agnew, 2003). Diversos investigadores han desarrollado la idea de que las parejas contemporáneas parecen “sentir una incrementada multiplicidad de obligaciones hacia actividades fuera de la pareja, las cuales deterioran la conducta del apareamiento básico” (Levinger, 1996). Al parecer, esto nos indica que hoy en día cuando algunos individuos buscan maximizar su propio bienestar/ placer, al mismo tiempo escapan de la responsabilidad y el compromiso. En pocas palabras, no sólo los individuos escapan de su relación de pareja, sino también del compromiso de construir y apoyar una relación, hogar o familia estable. Amato y Previti (2003) realizaron un estudio acerca de los factores más comunes que los individuos manifi estan en cuanto a mantener sus matrimonios. Los resultados indicaron que la mayoría de las personas percibieron la permanencia en su matrimonio en términos de barreras (25%) y recompensas (74%). Como era de esperarse, pocas personas relataron la falta de alternativas (1%). Esto nos da a entender que los individuos primordialmente piensan en términos de recompensas cuando describen su matrimonio. Es posible indicar que en general, las personas mantienen una relación cuando los aspectos agradables de la misma son altos. En un análisis más profundo Albrecht y Heaton (1991) bajo el contexto de “barreras”, encontraron un factor de gran infl uencia para la estabilidad vs. inestabilidad de la vida en matrimonio: experiencia marital previa. Como es de esperarse el contar con experiencia marital previa elimina alguna incertidumbre y reduce las barreras de disolución. Por consiguiente, la falta de barreras fuertes o presiones externas aporta a la inestabilidad y/o disolución de una pareja. En este caso, tanto el apoyo social, como el grado de control sobre la vida personal (mientras menos control menos inclinados a irse; más control es igual a menos compromiso) están positivamente relacionados a la inestabilidad. En virtud de la importancia de este campo de estudio, el objetivo de esta investigación no sólo es presentar un marco integrativo del compromiso en la pareja, sino también distinguir que el mismo está compuesto por diferentes dimensiones, cuales no se encuentran relacionadas entre si. A través del mismo se investigara que tipo predomina en la población Mexicana. Por último se propone contribuir al entendimiento del compromiso y la estabilidad de pareja en esta población. MÉTODO Participantes Se utilizó una muestra no probabilística constituida por 298 participantes, de los cuales 46.6% corresponde a hombres (N=139) y 53.4% a mujeres (N=159), todos residentes de la ciudad de México, con un rango de edad de entre 18 a 85 años (M= 36.6 años y una S= 3). La regla de inclusión fue que en el momento del cuestionario, los entrevistados se encontraran comprometidos en una relación de pareja con antigüedad de un año. SHARON STONE.. reservar previa cita.




















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